La fecundación in vitro (FIV) es uno de los métodos para tratar la infertilidad con más aceptación dentro de la reproducción asistida, y que tiene una tasa razonablemente alta de éxito. El término ‘in vitro’ significa literalmente ‘en un vaso’. Se refiere al proceso en el que los óvulos de la mujer son fertilizados en condiciones artificiales, es decir, fuera de su útero. Este tratamiento debe de realizarse dentro de una clínica especializada en medicina reproductiva.

Las mejores clínicas de medicina reproductiva deben contar con un equipo multidisciplinar de profesionales, incluyendo ginecólogos, embriólogos, genetistas, urólogos, enfermeras, anestesistas, psicólogos y asistentes de pacientes con el fin de ofrecer una atención personalizada y apoyo a sus pacientes durante todo el proceso. En los tratamientos de fecundación in vitro, estos profesionales deben proporcionar a sus pacientes toda la información necesaria sobre el proceso, explicando con todo detalle el tratamiento más adecuado para cada situación: opciones, fases, tasas de éxito, medicación, post-tratamiento. Es muy importante apoyar al paciente durante todo el proceso, ya que su estado mental puede influir en resultados del tratamiento de fertilidad.

Hay varios métodos especializados para el tratamiento de la infertilidad, dirigidas para situaciones específicas según cada paciente. Además, existen tratamientos de reproducción dirigidas a mujeres sin pareja o parejas de mujeres homosexuales. Algunos métodos de fertilización incluyen:

– Inseminación intrauterina (IIU) con semen de la pareja o de un donante anónimo.
– FIV con donación de óvulos, usando semen de la pareja o de un donante anónimo.
– La “maternidad compartida en parejas del mismo sexo”, mediante la recepción de ovocitos de la pareja (ROPA).

¿Cómo es el proceso de fecundación in vitro?

En la primera etapa del tratamiento de fecundación in vitro, la paciente debe tomar medicación para suprimir su ciclo menstrual natural. Una vez logrado esto, se comienza la fase de estimulación ovárica, donde se inyecta una serie de hormonas semejantes a las que produce la propia mujer (gonadotropinas). Esta hormona tiene como objetivo aumentar el número de ovocitos producidos en los ovarios, para así aumentar las probabilidades de éxito. Se utiliza una ecografía para determinar si los folículos han mostrado un crecimiento suficiente. Si este fuera el caso, el paciente recibe una dosis única de una hormona llamada hCG (gonadotropina coriónica) para ayudar a que los ovocitos maduren, un proceso que tarda unas 36h. A partir de entonces los ovocitos del paciente pueden ser extraídos.

La extracción se realiza mediante punción folicular y vía vaginal, para localizar los folículos ováricos. Mediante una fina aguja se recogen cada uno de los ovocitos en los ovarios. Durante este proceso, el paciente permanece sedado. Es apenas invasivo y la paciente puede volver a su rutina habitual inmediatamente. Mientras tanto, el mismo día de la punción folicular, se obtiene una muestra del semen de la pareja masculina, o de un donante anónimo, que se entrega al laboratorio. Esta muestra se somete a un cuidadoso proceso de selección denominado “lavado” para aislar el esperma más saludable y con más movilidad.

El esperma seleccionado se mezcla con los ovocitos extraídos en un laboratorio. Si el esperma de la pareja es demasiado débil, tendrá que ser inyectado de forma individual para ayudar al proceso de fertilización de cada huevo. Esto se llama microinyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI). Una vez que la inseminación se ha llevado a cabo, se observa la fecundación de los ovocitos durante 2-5 días. Se elegirá un máximo de tres ovocitos fecundados (embriones), que tengan las características morfológicas adecuadas, y se transfieren al útero de la paciente. Este procedimiento se conoce como la transferencia embrionaria, y no requiere ningún tipo de anestesia. Los embriones seleccionados se colocan cuidadosamente en un tubo delgado y se insertan en el útero de la mujer. El resto de embriones se congelan para el caso de un embarazo sin éxito.

Finalmente, se realiza una prueba de embarazo 13 días después de la punción folicular. Durante todo el tratamiento de fecundación in vitro, es fundamental que su asistente personal se encuentre disponible en todo momento para poder resolverle las dudas que pudiese tener y apoyarla en este momento tan especial.

El tratamiento de fertilidad más seguro y exitoso para quedarse embarazada

Hoy en día, la mayoría de las clínicas que ofrecen tratamientos de fertilidad son capaces de garantizar el embarazo. Las clínicas de medicina reproductiva han creado paquetes especiales que incluyen tratamientos de fertilidad con donación de ovocitos, con el objetivo de garantizar el embarazo y ayudar a las parejas a lograr su objetivo de convertirse en padres.

En nuestra clínica de fertilidad VITA ofrecemos un paquete especial llamado BONOFIV, que incluye cuatro ciclos completos de Fecundación In Vitro con donación de ovocitos. Incluye la transferencia de embriones congelados y la congelación de los embriones restantes generados durante los ciclos anteriores. Mientras haya embriones congelados disponibles, no habrá necesidad de una nueva donación de ovocitos. Se incluirá también la congelación del esperma de la pareja masculina. Además, el paquete BONOFIV incluye todos los exámenes necesarios para garantizar el éxito del tratamiento de fertilidad. Si después de todo el proceso no se ha logrado el embarazo, se ofrece un reembolso completo a los pacientes.

No obstante, es aconsejable que el paciente reciba toda la atención necesaria del equipo médico multilingüe de VITA especializado en medicina reproductiva y reproducción asistida.