Uno de los principales objetivos que se busca alcanzar en medicina reproductiva es la selección del mejor embrión para transferir a una paciente. Hasta la fecha existen muchas herramientas que se utilizan para llevar a cabo este proceso como es el caso del Time-Lapse, que nos permite apreciar en tiempo real la evolución del embrión hasta el momento de transferirlo al útero.

Incubadoras time-lapse.

Durante su desarrollo ocurren eventos específicos como son sus divisiones y en aproximadamente el 20% de los casos podemos ver que ocurre un fenómeno conocido como colapso embrionario. Este fenómeno consiste en la salida al exterior del líquido embrionario (blastocele) provocando el encogimiento del embrión. Aunque el nombre de “colapso” puede parecer una amenaza para el embrión, en algunos casos puede resultar beneficioso. De forma negativa, si ocurre el colapso de manera natural se ha visto que se puede reducir el potencial reproductivo.

Por otro lado, si se realiza el colapso o contracción de forma artificial y controlada puede ayudar a mejorar la supervivencia embrionaria. El colapso artificial consiste en provocar el colapso mediante un pulso láser.

¿Por qué el colapso natural es perjudicial y el artificial beneficioso?

La respuesta reside en el control que hacemos del colapso. Estudios recientes relacionados con este tema indican que esta técnica puede ayudar de forma previa en la vitrificación de embriones principalmente en la tasa de implantación y en la supervivencia del embrión tras la descongelación. El colapso se hace con mucho cuidado porque aquellos embriones que reduzcan más de un 50% del volumen se les ha correlacionado con bajo potencial reproductivo. Sin embargo, aquellos que tengan un colapso débil (<50%) se les correlaciona con alto potencial implantatorio. Por este motivo, el colapso ha de hacerse de forma controlada y no natural o espontanea.

Algunos grupos de investigación han demostrado que en el colapso interviene una bomba sodio-potasio que una de sus funciones, como su nombre indica, es la de regular las concentraciones de dichos iones. Si el colapso fuera de carácter fuerte la bomba tendría que realizar un gasto adicional de energía que podría conducir a un bloqueo embrionario. No obstante, los colapsos débiles los han relacionado con una mejora en la eclosión del embrión para su posterior implantación. A pesar de que haya bastantes investigaciones relacionadas con el tema, hacen falta más estudios prospectivos que avalen esta técnica.

En conclusión, en primer lugar, cabe destacar que el colapso débil podría ser una herramienta muy eficaz para aumentar la tasa de implantación y la supervivencia embrionaria post-descongelación y, en segundo lugar, que hace mas evidencia científica y menos controversia para poder asegurar la fiabilidad de la técnica.