La implantación embrionaria es el proceso por el que el embrión, en el estadio de blastocisto, se adhiere a la pared interna del útero, conocida como endometrio. A partir de ese momento se comenzará a formar la placenta para permitir la nutrición, sustento y protección del futuro bebé durante la gestación.

Se trata de una fase importantísima en un tratamiento de reproducción asistida, que influye decisivamente en el éxito del tratamiento. Conocer por qué unos embriones implantan y otros no constituye uno de los retos de la medicina reproductiva, con el fin de diseñar técnicas y procesos que permitan aumentar las posibilidades de éxito del embarazo.

La ventana de implantación es el período en el cual el endometrio se hace receptivo al embrión. En un ciclo menstrual normal de 28 días donde la ovulación se estima el día 14 del ciclo, la ventana de implantación comienza aproximadamente el día 10 del ciclo y tiene una duración de unos 5 días.

Fases de la implantación embrionaria

En un embarazo natural, una vez que el óvulo ha sido fecundado en las trompas de Falopio, se activa el genoma del embrión y comienza la división celular (día 1). El embrión avanza hacia el útero en su forma de mórula y llega a él en su forma de blastocisto (día 4-5). A partir de aquí comienza la implantación embrionaria.

Fase de precontacto: el blastocisto toma posición dentro de la cavidad uterina sobre el tejido endometrial. Permanece inmóvil y se orienta con el polo embrionario hacia el endometrio para permitir más adelante la adecuada formación de la placenta.

Fase de aposición: entre los días 5-8 del desarrollo embrionario el blastocisto comienza a situarse y buscar un lugar en el útero donde adherirse e implantarse. Generalmente esto sucede en el tercio superior de la pared posterior del útero. El blastocisto orienta su masa celular interna en el polo en el que el trofoectodermo se va a adherir al epitelio endometrial, iniciándose el diálogo bioquímico entre el embrión y las células endometriales.

Fase de adhesión: el blastocisto necesita romper la zona pelúcida para su implantación. Cuando esto sucede, comienza la fase de adhesión, que dura entre unos minutos y unas horas, y donde el blastocisto queda adherido al epitelio endometrial. En este momento el endometrio pasa de un estado no receptivo a receptivo.

Fase de invasión: este proceso ocurre el día 8 y es cuando el blastocisto (más concretamente el trofoblasto embrionario) invade el estroma endometrial y se mete dentro del endometrio. El embrión rompe la membrana basal y penetra en los vasos sanguíneos maternos. Las células trofoblásticas desplazan, disocian y sustituyen a las células epiteliales, continuando por invadir la membrana basal y el estroma subyacente.

Una vez que ocurra la penetración del blastocisto en el endometrio, comienza el proceso de desarrollo del embrión. Al concluir el desarrollo embrionario tenemos el feto que completará su desarrollo hasta el momento del parto.

Aunque puede parecer sencillo que un embrión en su fase de blastocisto se implante en el endometrio materno, este proceso es de gran complejidad y todavía no se conoce por completo.

Implantación embrionaria en una FIV

Dentro de la fecundación in vitro, la implantación es uno de los momentos más delicados y decisivos para conseguir el embarazo. Al no poder controlar esta fase externamente, depende de varios factores que se produzca una correcta implantación del embrión:

  • el endometrio esté perfectamente preparado,
  • la receptividad del endometrio,
  • la calidad embrionaria,
  • el momento exacto de la transferencia,
  • el embrión tenga potencial evolutivo,
  • la sincronía entre todos estos factores anteriores.

La edad de la paciente no tiene porqué afectar a la capacidad del endometrio para recibir al embrión, pero influye en gran medida en la calidad y vitalidad de los embriones.

En una fecundación in vitro se suele transferir al útero varios embriones (un máximo de tres según la legislación, aunque lo habitual es transferir dos o incluso uno). Muchos embriones no tienen capacidad para evolucionar, por lo que es fundamental para el éxito del tratamiento seleccionar los embriones con las características morfológicas adecuadas.

Aunque los tratamientos de reproducción asistida se han desarrollado mucho en los últimos años, las las tasas de gestación y de implantación siguen estando por debajo de las expectativas. Las investigación actuales se orientan bajo la idea de que es posible mejorar la capacidad de implantación mejorando la receptividad endometrial. El estudio de la ventana de implantación donde el endometrio es receptivo, mediante marcadores como el test ERA de receptividad endometrial, permiten calcular cuál es el mejor momento para transferir los embriones después de una FIV.