Una entre un millón. Esta fue la tasa de éxito que los doctores Patrick Steptoe y Robert Edwards pronosticaron para los padres de Louise Brown, la primera niña nacida por FIV en 1978 en el Reino Unido. Lejos han quedado esas cifras y las recientes técnicas de reproducción asistida han conseguido que hoy día se superen tasas de embarazo del 50% por cada intento. La medicina reproductiva ha realizado numerosos avances para conseguir, por un lado reducir el número de gestaciones múltiples (inferior al 25%), y por otro, aumentar estas probabilidades de éxito.

Desde la primera bebé nacida gracias a la fecundación in vitro, muchas mujeres han conseguido ser madres gracias a los tratamientos de reproducción asistida. En la actualidad hay más de 5 millones de niños nacidos por FIV, dando solución a todas aquellas personas con problemas de infertilidad.

Es llamativo observar como las técnicas de fecundación in vitro han sido aceptadas por la mayoría de países, sin importar su cultura o religión. Tanto en países Latinoamericanos, de Oriente Medio, Norteamérica, Europa, África, Australia o Japón, son cada vez más los niños nacidos por FIV. Los países que más demandan tratamientos de reproducción asistida son Estados Unidos y Japón, aunque en Europa es donde más tratamientos se llevan a cabo. En Europa los tratamientos de reproducción asistida crecen a un ritmo del 5-10% cada año y se estima que el 3% de los niños nacidos son fruto de estas técnicas. Sólo en España, según la SEF (Sociedad Española de Fertilidad) se realizan al año más de 60.000 ciclos de FIV, siendo el tercer país de Europa después de Alemania y Francia.

Los más de 5 millones de niños nacidos por FIV son la muestra clara de que la fecundación in vitro es hoy día una parte esencial para el tratamiento de parejas infértiles. Las tasas de embarazo conseguidas ponen de manifiesto lo mucho que han mejorado estas técnicas, aunque aún queda mucho que hacer en el futuro.

Los retos de la fecundación in vitro en el futuro

Como ya sabemos, la fecundación in vitro se realiza en laboratorio después de obtener un número suficiente de óvulos (mediante una estimulación ovárica y una punción folicular). Una vez fecundados, los embriones de mejor calidad son transferirlos al útero materno. La tasa de embarazo por transferencia realizada dependerá fundamentalmente de la edad de la paciente y la técnica empleada.

  • FIV con óvulos propios: 43,5% en mujeres menores de 35 años, 36% en mujeres entre 35 y 39 años, y 24,6% en mujeres mayores de 40 años.
  • FIV con óvulos propios previamente congelados: 36,3% en mujeres menores de 35 años, 31,2% en mujeres entre 35 y 39 años, y 25,3% en mujeres mayores de 40 años.
  • FIV con óvulos donados: 52,5% en mujeres menores de 35 años, 54,6% en mujeres entre 35 y 39 años, y 53,1% en mujeres mayores de 40 años.
  • FIV con óvulos donados previamente congelados: 38,8% en mujeres menores de 35 años, 39,8% en mujeres entre 35 y 39 años, y 39,3% en mujeres mayores de 40 años.

En España, la legislación permite transferir hasta 3 embriones, aunque, lo más habitual es realizar transferencias de 2 embriones y, en algunos casos, se recomienda la transferencia de un único embrión. El hecho de transferir varios embriones permite aumentar las probabilidades de embarazo, pero tiene una parte negativa, y es que también se aumentan las posibilidades de tener un embarazo múltiple, con los riesgos que puede suponer: partos prematuros, diabetes gestacional o hipertensión materna.

Lograr avances médicos para aumentar las tasas de embarazo son los desafíos de cara al futuro. La técnica para inseminar los óvulos en el laboratorio conocida como microinyección intracitoplasmática (ICSI), supuso un gran avance respecto a la fecundación in vitro clásica. Esta técnica supuso una verdadera revolución a comienzos de los años 90 y hoy día sigue siendo la más empleada. La investigación en mejoras tanto del equipamiento como en la tecnología empleada, así como de las técnicas de fecundación usadas en la FIV, serán de gran ayuda para conseguir mejorar las tasas de embarazo. Pero, sin duda, el principal reto de los especialistas en reproducción asistida será el aumentar las posibilidades de embarazo transfiriendo un solo embrión al útero.