Actualmente las técnicas de vitrificación/desvitrificación tanto de embriones como de óvulos están mucho más optimizadas que hace unos años y no se produce prácticamente ninguna pérdida de calidad en el embrión. Tenemos que valorar la vitrificación/desvitrificación como una “prueba” más a la que sometemos a los embriones para valorar su calidad.

Si un embrión es de mala calidad, no va a sobrevivir a una vitrificación/desvitrificación y, por tanto, no vamos a ponerlo en una posterior transferencia embrionaria. Así nos podemos ahorrar el invertir esfuerzos junto con el desgaste económico y psicológico que supone un proceso como ese. Además, una vez vitrificados permanecen en estadio latente muchos años, tantos como queramos mantenerlos hasta su posterior uso, no perdiendo ni un ápice de calidad con el paso de los años.

 

Desirée Sancha

Asistente de Pacientes en la Unidad de Medicina Reproductiva

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