Nuestra sociedad ha cambiado en los últimos años, y ya es habitual encontrarnos con mujeres sin pareja que se han sometido a tratamientos de reproducción asistida como la inseminación artificial para ser madres solteras.

Los últimos datos que nos proporciona por la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) indican que más de 1.500 mujeres solteras se someten al año a tratamientos de reproducción asistida. Según estos datos, hasta uno de cada cinco tratamientos de fertilidad son para mujeres que no tienen pareja. A esta cifra hay que añadir las mujeres extranjeras que recurren a tratamientos en clínicas de reproducción españolas, donde la legislación en temas de reproducción asistida es más permisiva.

¿Por qué es cada vez más habitual ser madre soltera?

En los últimos años el número de mujeres que deciden ser madres solteras por decisión propia ha ido aumentando, debido principalmente a:

  • La aceptación y consolidación de nuevos modelos familiares, donde ser madre es una decisión personal que no necesariamente debe enmarcarse dentro de una relación en pareja.
  • La incorporación de la mujer al mercado laboral y las dificultades de encontrar estabilidad hacen que cada vez más mujeres se enfrenten a sus últimos años de edad fértil sin pareja estable.
  • Los problemas que tienen las mujeres y hombres sin pareja para adoptar un menor y formar una familia monoparental.

Cualquier mujer que se plantea ser madre soltera por elección se enfrenta a muchas dudas y miedos. La decisión de ser madre en solitario debe ser meditada, ya que se enfrentará a algunos inconvenientes, como dificultades económicas para soportar la carga familiar en solitario, falta de apoyo por parte de una pareja, dificultades para conciliar la vida laboral y familiar, o falta de ayudas sociales específicas para madres solteras, como becas para comedores, transportes públicos o compra de libros. A pesar de ello, muchas mujeres deciden ser madres en solitario.

¿Cómo es el perfil de una madre soltera?

En general, las mujeres que deciden ser madres solteras tienen las siguientes características:

  • Mujeres maduras, con edades que superan los 35 años de edad.
  • Tienen de un nivel académico y cultural medio-alto.
  • Eligen por propia voluntad la maternidad en solitario,
  • Durante sus mejores años fértiles han dado prioridad a su vida profesional.
  • Gozan de estabilidad económica, con un un nivel adquisitivo aceptable.
  • Su situación actual les permite conciliar la vida labora y familiar.
  • Son autónomas e independientes, muy seguras de si mismas y con gran equilibrio emocional.

Tratamientos de reproducción para madres en solitario

En España, la legislación permite tratamientos de fertilidad a toda mujer. Según la vigente Ley 14/2006 sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida, se indica que “toda mujer mayor de 18 años y con plena capacidad de obrar podrá ser receptora o usuaria de las técnicas reguladas en esta Ley, siempre que haya prestado su consentimiento escrito a su utilización de manera libre, consciente y expresa. La mujer podrá ser usuaria o receptora de las técnicas reguladas en esta Ley con independencia de su estado civil y orientación sexual.”.

Por tanto, cualquier mujer soltera puede someterse a un tratamiento de fertilidad, siempre que sea mayor de 18 años y esté en plena capacidad de obrar.

Si una mujer decide ser madre soltera mediante un tratamiento de fertilidad, debe de acudir a un centro de medicina reproductiva donde se realizará un historial clínico y un análisis de fertilidad. Según los resultados obtenidos se establecerá qué tratamiento es el más adecuado para su caso, donde la edad es un factor importante:

El tratamiento más habitual suele ser una Inseminación Artificial con donante de semen anónimo. Es una de las técnicas de reproducción más sencillas, donde los espermatozoides del donante anónimo se depositan en el útero de la mujer. Este tratamiento es aconsejable hasta los 38 años, con unas tasas de éxito de aproximadamente un 20% por ciclo. Se recomienda no hacer más de 3-4 intentos de inseminación artificial.

Otro tratamiento, más efectivo que el anterior, es la Fecundación In Vitro con óvulos propios y semen de donante anónimo. Los ovocitos de la futura madre soltera serán extraídos mediante punción folicular para ser fecundados por los espermatozoides donados en el laboratorio. Este tratamiento es aconsejable hasta los 42-43 años. Las tasas de éxito varían especialmente con la edad, siendo de un 53% en mujeres menores de 35 años, de un 40% en mujeres menores de 40 años y de un 25% en mujeres menores a 43 años. Por encima de esta edad, conseguir un embarazado con óvulos propios, es muy difícil.

Pasados los 42-43 años se suele recurrir a una Ovodonación, una Fecundación In Vitro con óvulos donandos y semen de donante anónimo. Una mujer joven y sana donará sus ovocitos a los centros de reproducción asistida para poder ser utilizados por mujeres con problemas de fertilidad. La selección de la donante de ovocitos se hará de forma que las posibilidades de embarazo sean máximas y de forma totalmente anónima. Estos tratamientos son viables hasta los 49 años. Las tasas de éxito son bastante altas, de aproximadamente un 60-65%.

También se puede recurrir a la Embrioadopción, embriones congelados de otras parejas. Muchas de las parejas que se somenten a tratamientos de reproducción asistida obtienen un gran número de embriones de buena calidad. Los embriones sobrantes del tratamiento son criopreservados para que puedan ser usados para tener un nuevo hijo, pero cuando ya se han tenido todos los hijos deseados, muchas parejas donan los embriones que les quedan criopreservados para ser usados por otros pacientes. Las tasas de éxito de la embrioadopción son de un 35-40%.

Generalmente las mujeres que deciden realizar un tratamiento de fertilidad como la inseminación artificial para ser madres solteras, acuden a la clínica de reproducción asistida con la decisión bien meditada, informadas y seguras de si mismas, con apoyos familiares que ayudarán a enfrentarse a la maternidad sin pareja. El apoyo psicológico es fundamental, ya que la mujer se enfrenta a un proceso largo con mucha incertidumbre, especialmente si debe renunciar a sus propios óvulos para ser madre.