El pasado 1 de diciembre se celebró el Día mundial de la lucha contra el SIDA.

Aunque existen datos esperanzadores, el SIDA aún es una de las enfermedades infecciosas que más debieran preocuparnos a todos. Y es que, el pasado año, aproximadamente 1.8 millones de personas en el mundo contrajeron la infección del VIH y cerca de 1 millón fallecieron a causa, directa o indirecta, de esta enfermedad.

La Reproducción Asistida y el SIDA

El riesgo de contraer el VIH en una relación sexual sin protección es cercano al 1%. Esta realidad provoca en las parejas serodiscordantes, es decir, en las que uno de los dos es portador de VIH, que la búsqueda de engendrar un hijo de forma natural suponga un elevado riesgo de contagio tanto para la pareja como para el descendiente.

La reproducción asistida ofrece a todas estas parejas una óptima alternativa evitando el contagio y con una tasa de éxito elevada.

Cuando a VITA llega una pareja en esta situación lo primero que le indicamos a los pacientes es realizarse un estudio de fertilidad, tanto para el hombre como para la mujer. A continuación, el ginecólogo especialista le recomendará el tratamiento más adecuado. La mayoría de las parejas no tienen problemas reales de fertilidad y el tratamiento se lleva a cabo sólo para reducir al mínimo la posibilidad de contagio de la enfermedad.

Si el infectado por VIH es el hombre, se realizaría, cuando el paciente tenga una carga viral reducida, lo que llamamos lavado seminal. Consiste en someter a la muestra a un procedimiento en laboratorio por el que se separan los espermatozoides móviles del resto de los componentes del semen con el fin de evitar los posibles virus del VIH contenidos en el líquido seminal.

Una vez separados, se vuelve a analizar la muestra y si no hay carga viral podríamos utilizarla para una inseminación artificial (IA) o una fecundación in vitro (FIV), según convenga.

Si el infectado por VIH es la mujer y no existe causa de esterilidad tras el estudio, el procedimiento aconsejable es la inseminación artificial para evitar el contacto sexual sin protección.

Si son ambos los afectados por VIH, lo más aconsejable sería realizar la inseminación artificial, pero con semen lavado del varón.

En los últimos años, la utilización de fármacos especiales para el SIDA controlados por especialistas junto a pautas durante el desarrollo del feto y en el parto (el parto debe realizarse por cesárea para minimizar el contacto de la sangre materna y fetal) reducen en gran medida la posibilidad de transmisión del virus no sólo entre los progenitores sino también al bebé.

Es aconsejable, especialmente en el caso de la mujer, que presente un buen estado de salud y la enfermedad se encuentre en un estadio estable.

En conclusión, las técnicas de Reproducción Asistida son una buena opción para los pacientes infectados por el SIDA, con buen estado de salud y que desean ser padres.