Alrededor de una de cada siete parejas tienen problemas a la hora de concebir un hijo de forma natural. Sin embargo, existen factores que incrementan las posibilidades de infertilidad, siendo el síndrome metabólico y uno de sus principales síntomas, el sobrepeso, una de estas características.

Puesto que el sobrepeso afecta a entre el 30% y el 40% de las mujeres en edad reproductiva, se recomienda a las mujeres con este problema a adelantar la visita a un centro de fertilidad aunque no hayan llegado a los 35 años o no hayan pasado los 12 meses recomendados de relaciones sexuales sin métodos anticonceptivos.

Todas las mujeres con un IMC mayor de 30 deberían ser informadas de la dificultad superior para quedarse embarazadas y de los potenciales riesgos que supone la gestación. Retrasar las técnicas de reproducción asistida en mujeres de más de 38 años obesas podría ser más perjudicial sobre la fertilidad de la pareja que el propio exceso de peso.

Un estudio publicado en la prestigiosa revista Human Reproduction desvela que la posibilidad de concebir de las mujeres obesas se reduce en un 5% por cada unidad de índice de masa corporal (IMC, el resultado de dividir el peso en kilogramos entre la talla en metros al cuadrado) que supera la cifra de 29. Incluso un IMC mayor de 24, que ni siquiera llega al grado de sobrepeso (éste se alcanza a partir del IMC 25), se ha visto asociado a peor calidad ovocitaria y menor tasa de implantación y gestación, además de mayores tasas de abortos.

Sin embargo, aunque el sobrepeso afecta a la capacidad de reproducción, no influye en los embriones una vez que se consigue la gestación con técnicas de reproducción asistida. El punto de cruce entre el sobrepeso y la infertilidad es la resistencia a la insulina, una de cuyas manifestaciones puede ser la anovulación crónica hiperandrogénica, que en el 80% de los casos produce infertilidad. Sin embargo, la anovulación ligada a la esterilidad femenina no siempre se debe a esta causa y puede estar provocada por exceso de determinadas hormonas, entre otras razones.

Síndrome de ovarios poliquísticos en mujeres con obesidad

Una de las alteraciones ginecológicas más asociadas a la obesidad y, por lo tanto, al síndrome metabólico, es el síndrome de ovarios poliquísticos. 8 de cada 10 mujeres que los padecen (se calcula que entre un 6% y un 10% de las féminas en edad reproductiva), presentan problemas de infertilidad. Si además se presentan alteraciones de ciclo, hiperandrogenismo e hiperinsulinemnia, un régimen de vida y una dieta adecuadas, además de la utilización de metformina, pueden mejorar los resultados de la Fecundación In Vitro y ayudar a prevenir el síndrome de hiperestimulación ovárica, riesgo importante en este tipo de pacientes.

El síndrome de hiperestimulación ovárica (SHO), asociado a la administración de hormonas que inducen la ovulación en los tratamientos de reproducción asistida, provoca síntomas que pueden ir de más a menos graves, pero con un importante impacto en la calidad de vida.

Seguir una dieta sana para quedarse embarazada

Para mostrar la importancia de la obesidad en la reproducción asistida, en países como Nueva Zelanda limitan el acceso a tratamiento de reproducción asistida a mujeres con un IMC mayor de 32. En una misma línea, la Sociedad Británica de Fertilidad aconseja un IMC normal antes de iniciar un tratamiento, que siempre debería retrasarse hasta que la mujer no baje del IMC 35 o 30 si la paciente tiene menos de 35 años y un nivel de hormona folículo estimulante (FSH) normal.

Por esta razón, se recomienda controlar el IMC con una dieta adecuada y cambios de estilo de vida. El primer consejo debe ser la disminución de peso, sobre todo si el IMC es mayor de 35. En estos casos, es necesaria una buena colaboración entre expertos en reproducción asistida, endocrinólogos, internistas e incluso psicólogos.