Recientes datos estadísticos confirman que las madres españolas continúan retrasando la edad para ser madre. Esta inercia social, que parece bastante lógica en el tiempo que nos ha tocado vivir, choca frontalmente con la madre naturaleza, que ha previsto que la vida fértil de la mujer acabe antes de que muchas de ellas consideren que ha “llegado el mejor momento”.

Motivos profesionales, personales y sociales se han unido para que la mujer decida retrasar su maternidad cada vez más. Así, la búsqueda de un hijo a partir de los 40 años es una tendencia en la sociedad actual, tanto en España como en Europa. Este hecho indiscutible al que se denomina maternidad tardía trae como consecuencia el aumento progresivo de los tratamientos de ovodonación.

Ovodonación a partir de los 35-40 años

A partir de los 35 años, la reserva ovárica desciende más rápidamente y desde los 40 lo hace drásticamente. Por este motivo, el embarazo espontáneo es cada vez más difícil de conseguir y las parejas recurren a los tratamientos de reproducción asistida, especialmente a Fecundación in vitro con donación anónima de óvulos (ovodonación).

La ovodonación es un proceso que ofrece la oportunidad de ser madres a mujeres que con sus propios óvulos no pueden tener un hijo. Un verdadero regalo que hace posible que otras mujeres tengan una de las experiencias más gratificantes de la vida, el ser madre.

  • El tratamiento con ovodonación proporciona excelentes tasas de embarazo.
  • Se benefician de ella muchas mujeres que presentan menopausia precoz bien sea por trastornos genéticos, inmunológicos o autoinmunes o bien porque hayan sufrido cirugía de ovario, quimioterapia o radioterapia a causa de un cáncer.
  • Mujeres que en edad avanzada deciden ser madres y tienen reserva ovárica baja, o sí tienen óvulos, pero de baja calidad.
  • También mujeres que son portadoras de enfermedades genéticas o anomalías cromosómicas.
  • La ovodonación, además, no requiere de estimulación ovárica ni punción en la mujer receptora.

Desde luego, la ovodonación supone una gran solución para miles de mujeres que a edad avanzada desean ser madres, sin embargo, hay que tener en cuenta otros aspectos como el estado de salud de la madre.

Aunque a los 40 años suele ser buena o muy buena edad para ser madre, también es cierto que las posibilidades de que aparezcan enfermedades como la hipertensión o la diabetes son mayores, bien previo al embarazo o durante éste. Es por esto que son necesarias más revisiones médicas con el fin de que el embarazo llegue a término con la mayor seguridad tanto para la madre como para el bebé.

Desde VITA, también recomendamos realizar un diagnóstico prenatal por la posibilidad de anomalías cromosómicas, bien de líquido amniótico (amniocentesis) o bien, para evitar los riesgos de esta prueba, a través de la sangre.

Con todo, la experiencia nos dice que la maternidad tardía es un hecho social cada vez más relevante y que la ilusión de ser madre a los 40 es idéntica a la de mujeres más jóvenes.

¡Ánimo!, disfrutadlo y afrontadlo con la madurez y estabilidad que dan los años, sin duda, es un plus.